Cuando a una empresa le van mal las cosas y su actividad no se sostiene por dificultades económicas puede solicitar que se formalice un concurso de acreedores, lo que viene a equivaler a una subasta de sus recursos e inversiones entre sus acreedores para satisfacer con ello las deudas pendientes.
Cuando esa situación la vive un país entero, se llama acoso de los mercados y encarecimiento de la prima de riesgo de la deuda soberana. Pero cuando eso le ocurre a un país rico, riquísimo en recursos naturales como es Libia, se hace necesaria la creación de una nueva figura del derecho mercantil: el concurso de deudores. La particularidad de esta figura es que no la solicita el interesado, sino el más interesado, esto es, el que Sigue leyendo