Antiguamente ante un hecho impresionante se oía mucho decir «será verdad, porque lo han dicho por la tele» (o por la radio, que para el caso es igual). Y todos tan contentos, lo habían dicho por la tele. No se trata de ver quién vigila al vigilante, pero es que estos que nos «vigilan» y «pastorean» tienen mucha cara. ¿Cómo podemos estar seguros de que lo que nos cuentan es cierto?, ¿en qué porcentaje?, ¿qué datos ocultan y cuáles subrayan?, ¿qué datos repiten hasta su memorización colectiva, y cuáles pasan por alto hasta su olvido colectivo?, ¿por qué?, ¿respondiendo a qué intereses?
Hoy día la información que se puede llegar a manejar es tanta que parece obvia la necesidad de «recortar». Pero esta palabra tiene mucho peligro, el peligro de qué recortar. A pesar de la saturación de información a la que nos someten (y esto me recuerda peligrosamente al Mundo Feliz de Huxley), siempre hay espacio en los telediarios para meternos por los ojos el último disco de la cantante de moda, o la «tontá» más grande jamás ideada por un medio, o por un reportero poeta y dicharachero. Curiosamente, estos últimos discos y estas tontás, se repiten de un telediario a otro, de una cadena a otra, de una ideología a otra. Es impresionante. Pareciera que toda la información sale del mismo horno, siendo extremadamente amable y llamando a todo esto información.
Además, por si fuera poco, el único peligro no estriba en recortar información (ya sea sectorialmente, geográficamente, temporalmente…) no, hay otro peligro, incluso mayor en mi opinión, que es el de recortar partes de una noticia, por supuesto aquellas partes que menos interesan al socio capitalista del medio que la difunde. Por ejemplo, si yo soy una cadena de televisión de un grupo X, que quiere tener un monopolio en un país Y, y este país Y no se lo permite, obviamente este país Y será maltratado sistemáticamente en mi televisión del grupo X. Esto es: si no puedo con mi enemigo, pataleo contra él.
Sí, amigos, estas cosas ocurren, y ocurren todos los días a todas horas. Es abrir la boca y mentir, compulsivamente, impunemente, repetitivamente. Sin ir más lejos, ayer escuché en la televisión (da igual la cadena y el programa) el recuento de bajas como consecuencia de la intervención del ejército del nobel de la paz en Iraq y, oh! sorpresa, todas las bajas eran del ejército norteamericano. Al parecer los iraquíes han resultado ser inmunes a los ataques americanos y de sus aliados. Y se quedan tan anchos en la televisión de turno. Igual pasa cuando hablan de Israel (ese adalid de la paz), la pedrada de un niño palestino a un soldado es noticia de portada, el disparo de un soldado israelí a un palestino (no me voy a ensañar con si es un niño o no) siempre va precedido de una excusa, de un argumento, de un «defensa propia»
Como muestra os dejo dos ejemplos de lo que quiero decir, no son fotos de ayer mismo, pero son tan claras que apenas si necesitan comentarios.
El pie de foto no tiene desperdicio (ampliar para comprobar), dice sorprendemente «Violación de los derechos humanos en Venezuela». Como se puede apreciar no se corresponde con la fotografía, pero según parece a este medio le viene bien por algún motivo, desacreditar a este señor. Invito a la gente de este medio a que expongan con claridad todas esas cosas malas que dicen que hace este señor, no sea que al final se les quede como «el hombre del saco», vacío de todo contenido.
Sinceramente, no recuerdo el medio donde insultaron mi inteligencia con el montaje tan lamentable que muestro a continuación, pero es igual, es IMPRESIONANTE. En mi idioma se le llama a esto MANIPULACIÓN INTERESADA.
En posteriores comentarios hablaremos de otros aspectos a destacar en esta ardua tarea de los medios de manipulación masiva, de atontar público, de insultar inteligencias y de enmohecer cerebros. Os invito a que reflexionéis sobre el vocabulario, sobre lo que nos dicen y lo que no, sobre las veces que nos hablaron de la Gripe A, hasta que habían cubierto el presupuesto de ventas de vacunas y de las pocas veces que hemos oído hablar últimamente del desastre que ha causado la ambición de BP en el Golfo de México, que, por si no lo sabéis, recientemente ha obtenido del gobierno libio la concesión de nuevas prospecciones en el Mediterráneo, a cambio según dicen algunos medios, de presionar al gobierno británico para que libere y repatríe a un terrorista llamado Abdelbasset Al-Megrahi.
Quizá todo esto no sea más que una impresión mía.